He estado dando vueltas por la red, desesperado, buscando un blog que me pudiera ayudar, y no he encontrado ninguno. Mi situación no es tan rara, y sin embargo merece un poquito de ayuda, de apoyo, de asesoramiento, de cariño, vaya: soy padre de familia numerosa, y va a ser más numerosa todavía.
Uno se encuentra siempre con blogs y webs de madres de familias numerosas, de familias especiales, con aficiones, situaciones, características, particulares en cada caso. Lees sobre amamantamientos, estrías, noches sin dormir, pataditas, gestión del llanto (de la madre y del niño), control de fieras, supernannies, varices, conciliación familiar, compras baratas, marcas de carritos, compras de uniformes, tipos de tetinas, libros escolares, sacaleches manuales o eléctricos (elección importante), subvenciones, Ikea, bajas por maternidad, nombres horteras, coches familiares, cuando quitar el pañal... Todo desde la óptica de una madre pero, como padre, hay cosas ahí que no me interesan o no puedo hacer nada sobre ellas, y sin embargo otras que no veo tratadas por ningún lado, o muy poco. Ser padre de una familia numerosa, no es moco de pavo. Esta clarísimo que es la madre la heroína número uno en una familia de este tipo, pero el padre tiene que hacer frente a retos para los que no está forzosamente tan preparado como lo está la madre para los suyos, ya sea por la educación, por el entorno o por la carga genética. Y hay muchos aspectos puramente logísticos y organizativos, que son todo un reto. Y más en nuestro caso, que ya contaré en detalle.
Raquel y yo (sí, Raquel, así se llama mi mujercita, pequeñita y gritona, pero tan tierna a veces que parece un peluche) tenemos a tres pequeños diablillos, que todo lo que tienen de traviesos lo tienen de encantadores: Lucas, el mayor, de 7 años, rubiales y artista, siempre soñando despierto; Marcos, el mediano, que cumplirá 5 años dentro de nada, morenazo de raza y preguntón impenitente; y Pedro, el benjamín, con 3 recién cumplidos, rubito a medio camino entre su hermano mayor y su madre, loquito por los coches. Por si hay alguna duda, no, ninguno se parece a mí, les sacan parecido a su madre, a su tío materno, a mi propia madre, pero mis genes parece que son transparentes, que no he puesto más que el cromosoma Y, y que el color azul de ojos morirá conmigo en esta familia.
O no. Acaso no. Por que ahora, por si no teníamos suficiente, nos hemos enterado de que tenemos otro bollo en el horno. O bollos, que en la familia tenemos varios precedentes. Estamos, parece ser, en la 7ª semana, nos quedan 33 de entretenimiento asegurado. Y luego, a seguir viviendo (siempre que todo vaya bien, claro), los seis. Dados los precedentes, supongo que habrá parto natural (el primero fue por cesárea, para permitir al médico irse de puente, ya contaré esa historia tan habitual actualmente otro día), pero el camino está despejado, el parto parece lo lógico.
Dentro de unos días acaban las vacaciones, iremos a la primera revisión, y a ver que pasa. En cualquier caso, que salga todo bien, y venga sano, y sea feliz. Vale.
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